Los teléfonos celulares, el Internet por fibra óptica e inalámbrico, las aplicaciones, las computadoras, las tabletas y así muchos otros, son ejemplos de la tecnología mainstream, tan común en la actualidad.
Muchas grandes innovaciones están todavía en los laboratorios de las empresas e incluso en la mente de muchos emprendedores en busca de financiamiento. No son parte de la tendencia principal, sino de experimentos, pruebas o incluso algunas veces parte de nichos muy lujosos.
Todavía no se ven a robots que hagan los quehaceres en las casas o carros voladores. Aún no han alcanzado suficiente estado de desarrollo que las convierta en tecnología mainstream. Es decir, una adopción masiva con un mercado amplio.
Un reloj con el que se atiende una llamada telefónica o conversaciones por videollamadas. Hasta hace unos años, eran sólo ficción, pero actualmente son parte de la vida cotidiana. En 2018 se venderán 71 millones de relojes inteligentes. Mientras 3.000 millones de llamadas se hacen diariamente por Skype.
La velocidad con la que se integran al uso colectivo diferentes aparatos es tal que a veces las sociedades ni se percaten de que ya dominan parte de su cotidianidad.
El proceso para que un producto o creación se convierta en tecnología mainstream depende de varios factores. Cabe destacar entre ellos, el tipo de economía en el que se insertan y los niveles de ingresos de su población.
Para ingresar a esa corriente dominante en un mercado, la innovación juega un papel muy importante. Al igual que el conocimiento de los usuarios promovido a través de técnicas de mercadeo.
Un ejemplo es el iPhone. Cuando Steve Jobs, fundador de Apple, presentó en 2007 ese dispositivo como “un teléfono, un reproductor mp3 y un aparato con conexión a Internet”, estaba introduciendo uno de los aparatos más disruptivos de los últimos años. Desplazó a Blackberry, el teléfono inteligente de la empresa canadiense RIM que dominaba el mercado. Incluso convirtió a las pantallas táctiles en una tendencia masiva.
Muchas empresas tienen un dilema cuando analizan de qué lado quieren que esté su producto. Es un tema muy recurrente entre las startups de tecnología que se debaten entre usar su talento en irrumpir o seguir la corriente.
No es lo mismo entrar en un sector donde ya existe una corriente principal que innovar para crear una nueva tendencia. La primera opción construye sobre lo ya existente para mejorarlo o desarrollarlo. Mientras que la segunda crea para un mercado casi inexistente.
Evaluar las herramientas con las que se cuenta y calibrar los riesgos es clave a la hora de decidir hacia dónde orientar la estrategia.
Los empresarios innovadores crean compañías o productos que aportan un valor único al mercado. A veces tan intensos que pasan a ser tecnología mainstream.
¿Cómo se llega a una tecnología mainstream?
Muy utilizado en el mercadeo, el Modelo Bass permite establecer una estimación de la demanda de un producto. Con él se puede tener una idea de si puede o no llegar a la corriente principal y convertirse en tendencia. Porque clasifica a los individuos en cinco categorías de acuerdo con el momento en el que adoptan un nuevo producto/tecnología. ASí se tiene el tipo innovador, o el adoptante temprano, mayoría temprana, mayoría tardía y el rezagado.
Según este modelo, los “innovadores” adoptarán (comenzarán a usar/comprar) un nuevo producto independientemente de lo que hagan los otros. Puesto que son vanguardistas o atrevidos.
El resto de los consumidores que en general denota como “imitadores” sólo comienzan una vez que han observado la interacción e influencia de los “innovadores”.
La adopción de Gmail, el correo de Google, es un ejemplo de ello. Cuando inició sus servicios, la única forma de obtenerlo era a través de una invitación. Además la principal ventaja que ofrecía (y sigue ofreciendo) es que el buzón nunca se llena porque tiene un almacenamiento ilimitado. Así, creó el mercado de correo ilimitado (ahora una tecnología mainstream) entrando a él a través de una base de usuarios “innovadores”.
¿Qué esperar de la tecnología mainstream?
Existen miles de emprendimientos y grandes empresas alrededor del planeta desarrollando productos que buscan convertirse en tecnología mainstream. Hay algunos avances, muchos todavía en mercados pequeños, mientras otros apenas muestran sus primeras pruebas.
Estos son algunos ejemplos:
Inteligencia artificial (IA). Amparo Alonso, presidenta de la Asociación Española de Inteligencia Artificial, aseguró que ya es una tecnología mainstream a disposición del público con herramientas como Siri y Cortana. Además se ve en el número de trabajadores y expertos en el área que se ha multiplicado por diez en los últimos años. Sin embargo, su masificación todavía no está claramente consolidada. De hecho, muchos consideran que será la semilla de otras tendencias dominantes.
Vehículos eléctricos: Presentes en calles de varios países, su adopción no es masiva. Proyecciones de la petrolera estadounidense ExxonMobil aseguran que para 2040 sólo 10% de las nuevas ventas que se produzcan serán de vehículos eléctricos en EE.UU. No obstante, cuenta con un impulso a favor que probablemente los llevará a ser tecnología mainstream. Puesto que muchos países lo ven como una solución a los graves problemas ambientales causados por combustibles fósiles.
Taxis voladores autónomos: En marzo de 2018, la Zephyr Airworks, propiedad de Larry Page, uno de los fundadores de Google, comenzó las pruebas de taxis voladores autónomos. Ligeros y silenciosos, buscan ser la solución para la movilización en grandes urbes. El trayecto hasta convertirse en tecnología mainstream puede ser de unos seis años, según sus creadores.
Sin dudas esta será una carrera interesante. Puesto que hay varios competidores luchando por ser los primeros en comenzar a prestar servicios.
Blockchain: La tecnología que está detrás de las criptomonedas que tanto interés ha despertado a escala global, es una de las que espera ingresar a la corriente principal en los próximos años. Aunque existe un intenso debate acerca de si ya es parte de ella. Pero estar tan apegada a las divisas virtuales parece representar una visión limitada.
Incluso los bancos ya iniciaron pruebas en el uso de la cadena de bloques para transacciones y se aprestan a tomar la delantera en esta innovación.
El banco español BBVA es uno de los 11 que participa en un proyecto denominado Consorcio R3 y que busca el desarrollo de estándares comunes y plataformas eficientes y seguras que permitan a las empresas aprovechar las ventajas de la blockchain.
Es decir, esta es una forma de hacerlo tecnología mainstream entre quienes ya dominan el negocio de las transacciones.