La mayor penetración de Internet ha permitido a más empresas, cada vez, incursionar en el negocio del comercio digital, una tendencia que ha dado buenos resultados. Apuntalada por la era digital, la revolución comercial marca la pauta en el mundo. Hoy día, una persona jurídica que no esté en Internet es prácticamente inexistente.
La plataforma digital facilita la convergencia de oferta y demanda en un mercado en el que la competencia crece valiéndose de las herramientas 2.0. La distancia geográfica dejó de ser un obstáculo para acercar a consumidores a los bienes y servicios requeridos en cualquier parte del planeta.
Internet provocó una revolución comercial que cada día encuentra nuevas estrategias para ampliar mercados y mejorar la oferta. El manejo on line del comercio tiene una clara ventaja y es el alcance casi ilimitado que tiene, al llegar a varios países de una manera más rápida que la tradicional.
Ahora todo está disponible en la red, todo se encuentra en Internet. Catálogos, portafolios, promociones, están alojados en las páginas de las empresas comercializadoras o de otras que prestan servicios.
La revolución comercial sigue su avance, encontrando a su paso nuevos nichos y descubriendo necesidades que pueden ser atendidas desde distintas zonas del planeta, a menores costos.
El e-commerce ha representado todo un desafío para empresas de menor tamaño, pero que ante la avanzada de las más grandes se han visto en la necesidad de incursionar en el mundo web para mantenerse en el mercado y no desaparecer con la globalización del comercio digital.
Los cambios han sido tales, que los modelos de negocio han ido adaptándose a la par de la revolución comercial para llegar a un público más diverso, ya que la plataforma digital requiere de menos personal de trabajo y nuevas cualidades.
Hay empresas que se constituyen sólo en la web para prestar servicio a través de Internet, disminuyendo, considerablemente, los costos de operación y aprovechando los nuevos mercados.
Ventajas de la revolución comercial
El primer objetivo es poner en contacto a compradores y vendedores de cualquier región del planeta. Antes era cuestión de distancia, hoy en día está a uno o varios clics según la búsqueda que se haga. Ello también dependerá en buena medida de lo amigable que sea la página al navegar.
Logrado este punto, el paso siguiente será la atención que se preste al consumidor. En el caso de compras de bienes o de reservas de servicios, la personalización cuenta mucho, así como las opciones que brinde la firma para el pago electrónico.
La comodidad del cliente debe ser un elemento a considerar, pues ello permitirá incrementar las ventas de la marca. Un estudio de IAB Spain, en 2015, daba cuenta de que 22% de los usuarios abandonaba la compra por no encontrar una forma de pago adecuada a sus necesidades.
La revolución comercial ha tecnificado los medios de pago al punto que se han creado plataformas distintas a las bancarias. La visibilidad de Internet hace que la marca esté expuesta a millones de personas en todo el mundo, lo que incrementa el número potencial de clientes y con esto la posibilidad de cerrar efectivamente transacciones.
El catálogo o la oferta de la empresa debe estar exhibida de forma tal que cualquier interesado pueda verla de manera atractiva y eficaz. La competencia es feroz en los tiempos de la revolución comercial, por lo que hay que dar la mayor cantidad de información posible, tratando de que esta esté disponible las 24 horas del día durante todo el año.
Características, composición, colores, precios y sobre todo la forma de envío son detalles muy apreciados por los internautas. Hay que dar la información de manera directa, ya que si bien está disponible siempre en la web, cuando los horarios de atención no son de 24 horas tomará algún tiempo ofrecer una respuesta, por lo que si el cliente busca inmediatez y no tiene todos los datos a la mano, puede concretar la operación con la competencia.
En este modelo de negocios resulta importante dejar claros los horarios y la forma de atención al público, para que sea el interesado el que decida si espera por la respuesta del vendedor o hace la transacción con un competidor.
La revolución comercial ha facilitado la vida a millones de habitantes en el planeta. A esta ola se han subido empresas y particulares que aprovechan las ventajas de internet para llegar a más personas con su productos o servicios.
Los mercados corporativos B2B y masivos B2C son prueba de las estrategias adelantadas como parte de la revolución comercial.
También el comercio digital ha permitido innovar en la manera de mercadear y publicitar el negocio. Los grandes aliados son las redes sociales y el correo electrónico que dan a conocer la oferta, así como quiénes y qué están demandando en un momento determinado. Una ventaja indiscutible de esta alternativa de marketing y publicidad es el bajo costo que representa para el vendedor.
De manera similar, las redes sociales tienen un efecto multiplicador que sirve para intercambiar comentarios de los que se nutren tanto la firma como los compradores potenciales.
En la era de la revolución comercial, incluso hay un mayor interés por el conocimiento del consumidor y/o visitante. No sólo las redes arrojan resultados valiosos. Aunque no es pública, la navegación en las distintas páginas deja un rastro de quiénes entran en ella y cómo se manejan, una data atractiva que las empresas pueden utilizar para el diseño de estrategias, según el perfil de su target.
Esta base de datos permite al vendedor conocer segmentos, géneros, edades, gustos, compras del cliente o del usuario y con ello potenciar la oferta y definir con mayor precisión el público al que apunta.
La revolución comercial abre un abanico de opciones para mejorar la rentabilidad de un negocio en Internet. Al ahorrarse costos de mantenimiento, personal y operación, ese dinero puede invertirse en ser más efectivo en sus objetivos, apuntando a mayores transacciones.
Es una oportunidad de negocio como cualquier otra, pero con ventajas comparativas como la ampliación y diversificación de las relaciones comerciales. Esta revolución comercial ha abierto las puertas a la internacionalización de empresas, que de otra manera no hubieran podido facturar ciertos montos si no hubieran llevado su actividad al mundo digital.
Sin embargo, el éxito no está garantizado por incursionar en la web simplemente. Al igual que cualquier empresa física, si no se tiene una matriz, hay que plantearse un plan de inversiones con todos sus aspectos bien definidos para no fracasar en el intento.
La logística, la oferta y una adecuada distribución del producto serán claves para que una empresa digital pueda salir airosa en medio de esta revolución comercial que cada vez suma nuevas herramientas tecnológicas y mueve decenas de billones de dólares al año en el mundo.